Hoy fui testigo-víctima de una nueva técnica de ligue, ligeramente --aunque tampoco tanto-- más sutil que meter un embudo en la boca de alguien y empujarle una botella de ron por la garganta. Se trata del "ligue por mareo". Simple. La chica, que debe pesar (o esa fue mi experiencia) más de noventa kilos, se pone un perfume en cantidad inversamente proporcional a su calidad, con el resultado de que cualquier mamífero que entre en su radio de acción queda aturdido durante el tiempo suficiente para inmovilizarlo con sus manopezuñas de a kilo. Las consecuencias las omito para salvaguarda de mi honor.
jueves, 18 de marzo de 2010
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