sábado, 29 de agosto de 2009

Instrucciones para olvidar. (perdón, J.C.)

Hay una chica que tiene la facultad extraordinaria de decirme, sin querer, las cosas más hermosas que me haya dicho mujer alguna en mi vida. O si quieren que lo diga menos cursi, me dice a veces esas cosas que todo hombre quiere oir de labios de una mujer hermosa. Igual quedó cursi... Bueno, justo ayer me dijo una de esas frases.
Luego me quedé solo y como estaba borracho, lógicamente, empecé a pensar en argentino. A reserva de realizar en otro momento una digresión más lograda a partir de su frase, les ofrezco esto.

-Si salís del subte en Pueyrredón, largá siempre por Alvear y caminá derechito a la facultad. No tomés nunca Santa Fe, pues podrías acabar en mi casa.

-Quemá los brassieres que te regalé.

-No dejés nunca que una vaga insinuación de rozar mis labios te aparte de tus clases de francés, de tu cita en la gelatería, de una final Boca-River.

-Recordá que las milongas no siempre hablan de nuestro cuartito azul.

-Dejá de escribir en porteño por pura nostalgia del Río...

Instrucciones para domar una yegua.

Este también lleva dedicatoria, pero por respeto a la interfecta omitiré mayores referencias...

-Si se ha dejado abierta la puerta de su pieza será mucho más fácil.
-Cargar un cartucho de tranquilizante en cada cañon de una escopeta de aire de doble cañon (son las que tienen dos cañones), de las que se consiguen afuera del metro Etiopía.
-Asegúrese de encontrarla sola, sería desagradable verse en la necesidad de quemar cartuchos con algún macho de su manada.
-Acercarse sigilosamente, a ser posible, de noche y apuntar justo ahí donde la espalda pierde su honorable nombre. ¿Tiene su ejemplar ese punto a cubierto? Apunte a los muslos, son demasiado grandes para poder ocultarse.

-No sea usted impaciente, espero por lo menos tres minutos tras haber realizado el primer disparo certero para acercarse a su ejemplar. Deslice su mano desde la rodilla hasta el pubis -de vello gloriosamente recortado-, girando su palma de la parte exterior a la parte interior del muslo.
-¿Puede acariciar los alrededores del pubis sin recibir reacciones violentas? ¿Sí? Monte su ejemplar en la posición tradicional, usando los regios pies de aretes. ¿No? Puede arriesgarse a abordar su ejemplar en condiciones de vigilia, pero debe ser consciente de los posibles daños que le ocasionarán los ataques "en defensa propia", o bien aplicar un segundo cartucho de tranquilizante.

-Recuerde que sólo es violación si dice que no más de tres veces: asegúrese de cerrarle la boca a la segunda.

DicotomÍa incruenta


Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.

Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.

Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.

Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.

Oliverio Girondo.

El Dr. Bauer en la ciudad.

Aquí y aquí y aquí anduve esperando que llegara el día, después de que nos debimos decir adiós en tu casa... Te extrañé.


La tira de la semana.

lunes, 24 de agosto de 2009

Convicciones

Por más que me esfuerce, el estado etílico no será mi estado de agregación.
Vivir te mata.
No hay peor abismo que el revisionismo.
El papel higiénico es un artículo de primera necesidad.

Mi madre no es virgen.
88 grados, es fiebre.

sábado, 22 de agosto de 2009

Este es Caballo Negro, uno de mis webcomics favoritos y quien será acompañante infaltable de nuestro consultorio.
Visítenlo en http://www.caballonegro.cn o soliciten al Dr. Bauer la compilación con las mejores tiras. Se las envío con gusto.

Caceria unaria

Querido Logos, dejemos por un momento de trazar figuras en la arena y tengamos una distracción.

¿Qué clase de distracción, Sogol?

Yo le propongo que salgamos de cacería.

¡De cacería! Vaya disparate, Sogol. si hace rato que la temporada de patos ha cerrado.

¿Patos? Oh, no, Logos. El pato es un ser más bien anodino.

Y entonces, ¿qué propone usted que cacemos? ¿argelinos, quizá?

¡No, por Dios! Seres aún más anodinos. No, mi querido Logos. Yo le propongo que salgamos a cazar objetos unarios.

Aplicados a su tarea, Logos y Sogol casi exterminan a la raza humana, con la excepción de los argelinos y los mineros del carbón.*


*Para una mayor comprensión de este debraye mío, los remito al excelente librito Locura y democracia que, aunque lo escribió un francés, es un texto bastante disfrutable. Nociones básicas de psico-anal-isis requeridas.

Agenda

Sobrevivir,
aquilatar el olvido,
hacer como si.
Rendirse a las demostradoras,
morir por una mesera,
coquetear con menores.
Dormir en la calle,
tomar un autobús,
conseguir un abogado.
Encogerse de hombros.

Reflexiones CMLXXX (alguien dígame si sí existe ese número)

En ciencias sociales, citar suele ser una manera práctica de decir pendejadas sin asumir la responsabilidad completa por ellas. A mí, no obstante, me gusta quedarme todo el mérito de mis ocurrencias. Pero también hay ocasiones en las que citar es un ejercicio de humildad: el reconocimiento de que sencillamente somos incapaces de decir algo mejor de lo que ha sido dicho por alguien antes que nosotros.

Por variar un poco, empecemos con ellas.

Ayer, mientras pensaba en ti y en mí,
se nos murió un poeta.
Así nomás,
sin mediar causa-efecto,
como si tu perfume no alterara el curso de nuestros días
como si los poetas pudieran morirse.
Así nomás.
Vuelvo a pensar en ti,
mientras leo el periódico.
Y aunque hoy el horóscopo sea tan vago,
alinearé
los astros y las palabras
para que eclipsen la muerte
y escriban tu cuello.

Para E..., por haberme distraído un rato de las otras trsitezas, más cotidianas.

POEMA EN LINEA RECTA

Nunca conocí a quien le hubieran dado una paliza
Todos mis conocidos han sido campeones en todo.

Y yo, tantas veces bajo, tantas veces puerco, tantas veces vil,
Yo tantas veces indiscutiblemente parásito,
Indisculpablemente sucio,
Yo, que tantas veces no he tenido paciencia para darme un baño,
Yo, que tantas veces he sido ridículo, absurdo,
Que he enrollado los pies públicamente en los tapetes de las etiquetas,
Que he sido grotesco, mezquino, sumiso y arrogante,
Que he sufrido injurias y he callado,
Que cuando no he callado, he sido más ridículo aún;
Yo, que sido gracioso con las criadas de hotel,
Yo, que he sentido el guiñar de ojos de los mandaderos,
Yo, que he cometido vergüenzas financieras, pedido prestado sin pagar,
Yo, que, cuando la hora del golpe surgió, me he agachado
Fuera de la posibilidad del golpe;
Yo, que he sufrido la angustia de las pequeñas cosas ridículas,
Yo, declaro que no tengo par en todo esto en este mundo.

Toda la gente que conozco y que habla conmigo
Nunca tuvo un acto ridículo, nunca sufrió una injuria,
Nunca fue sino príncipe -todos ellos príncipes- en la vida...

¡Quién me diera oír de alguien la voz humana
Que confesara, no un pecado, sino una infamia;
Que contara, no una violencia, sino una cobardía!
No, son todos el Ideal, si los oigo y me hablan.
¿Quién hay en este largo mundo que me confiese que alguna vez fue vil?

¡Oh, príncipes, mis hermanos,
Maldita sea, estoy harto de semidioses!
¿Dónde es que hay gente en el mundo?

¿Entonces sólo soy yo el que es vil y errado en esta tierra?

Podrán no haberlos amado las mujeres,
Podrán haber sido traicionados -¡pero ridículos nunca!
Y yo, que he sido ridículo, sin haber sido traicionado,
¿Cómo puedo hablar con mis superiores sin titubear?
Yo, que he sido vil, literalmente vil,
Vil en el sentido mezquino e infame de la vileza.

Fernando Pessoa

Versión del portugués
Mario Bojórquez