Hay una chica que tiene la facultad extraordinaria de decirme, sin querer, las cosas más hermosas que me haya dicho mujer alguna en mi vida. O si quieren que lo diga menos cursi, me dice a veces esas cosas que todo hombre quiere oir de labios de una mujer hermosa. Igual quedó cursi... Bueno, justo ayer me dijo una de esas frases.
Luego me quedé solo y como estaba borracho, lógicamente, empecé a pensar en argentino. A reserva de realizar en otro momento una digresión más lograda a partir de su frase, les ofrezco esto.
-Si salís del subte en Pueyrredón, largá siempre por Alvear y caminá derechito a la facultad. No tomés nunca Santa Fe, pues podrías acabar en mi casa.
-Quemá los brassieres que te regalé.
-No dejés nunca que una vaga insinuación de rozar mis labios te aparte de tus clases de francés, de tu cita en la gelatería, de una final Boca-River.
-Recordá que las milongas no siempre hablan de nuestro cuartito azul.
-Dejá de escribir en porteño por pura nostalgia del Río...
Luego me quedé solo y como estaba borracho, lógicamente, empecé a pensar en argentino. A reserva de realizar en otro momento una digresión más lograda a partir de su frase, les ofrezco esto.
-Si salís del subte en Pueyrredón, largá siempre por Alvear y caminá derechito a la facultad. No tomés nunca Santa Fe, pues podrías acabar en mi casa.
-Quemá los brassieres que te regalé.
-No dejés nunca que una vaga insinuación de rozar mis labios te aparte de tus clases de francés, de tu cita en la gelatería, de una final Boca-River.
-Recordá que las milongas no siempre hablan de nuestro cuartito azul.
-Dejá de escribir en porteño por pura nostalgia del Río...
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