martes, 22 de diciembre de 2009
Sección Agricultural de Emergencia.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
La incertidumbre llega de Cuernavaca.
Hoy me contaron que un entrañable amigo del que llevo varios años distanciado está ahora en su tercera sesión de quimioterapia. La noticia me rompe por completo las certidumbres. Él tuvo en un año —quizá, incluso en un buen mes— más mujeres de las que yo he tenido en toda mi vida. La única vez que nos peleamos en tres años fue porque él me bajó una chica (en realidad, sólo era una golfa con la que a él se le presentó el momento antes que a mí). Uno de mis compañeros de cuarto lo ha recordado inmediatamente como bailarín nato. Es cierto, él solía obtener ingresos de montar coreografías y fungir como chambelán para fiestas de quince años. Mi otro compañero me habla de los partidos de basquet que se disputaban en las horas libres del bachillerato —que no nacían, sino que las hacían.
Pero yo también tengo recuerdos de él: más de una vez, pero menos, muchas menos de las que hubiera deseado, bebimos juntos y compartimos nuestras vidas a través del vaso. Exitoso con las mujeres, deportista y querido por cuantos le conocían: todo lo que yo no fui. Hoy, enfrentando un tratamiento incierto.
Yo, terminando la carrera, en la cúspide del consumo y el narcisismo intelectual. Más aislado que nunca y aparentemente imposibilitado para atraer al sexo opuesto. Pero sano, enfermamente sano. ¿Es acaso que Dios ha decidido recompensar a los obesos, sedentarios y alcohólicos?
Estas noticias me hacen extraviar la brújula moral y preguntarme, una vez más y con sentido urgente, sobre la pertinencia de tomarnos todo esto tan en serio.
lunes, 30 de noviembre de 2009
Historia inconclusa.
La sección (agri)cultural.
Nací tan malo para competir
que Pedro y Juan se lo llevaban todo:
las pelotas,
las chicas,
las aspirinas y los cigarrillos.
Es difícil la infancia para un tonto
y como yo fui
siempre más tonto que los otros tontos
me birlaron los lápices, las gomas
y los primeros besos de Temuco.
Ay, aquellas muchachas!
Nunca vi unas princesas como ellas,
eran todas azules o enlutadas,
claras como cebollas, como el nácar,
manos de precisión, narices puras,
ojos insoportables de caballo,
pies como peces o como azucenas.
Lo cierto es que yo anduve
esmirriado y cubriendo con orgullo
mi condición de enamorado idiota,
sin atreverme a mirar una pierna
ni aquel pelo detrás de la cabeza
que caía como una catarata
de aguas oscuras sobre mis deseos.
Después, señores, me pasó lo mismo
por todos los caminos donde anduve,
de un codazo o con dos ojos fríos
me eliminaban de la competencia,
no me dejaban ir al comedor,
todos se iban de largo con sus rubias.
Y yo no sirvo para rebelarme.
Esto de andar luciendo
méritos o medallas escondidas,
nobles acciones, títulos secretos,
no va con mi pasmada idiosincrasia;
yo me hundo en mi agujero
y de cada empujón que me propinan
retrocediendo en la zoología
me fui como los topos, tierra abajo,
buscando un subterráneo confortable
donde no me visiten ni las moscas.
Esa es mí triste historia
aunque posiblemente menos triste
que la suya, señor,
ya que también posiblemente pienso,
pienso que usted es aun más tonto todavía.
viernes, 13 de noviembre de 2009
La sección (agri)cultural.
A una mujer que me calienta el chile (y le sale asombrosamente bien).
domingo, 8 de noviembre de 2009
Derrota.
Sin importar por qué me odies, cuánto me odies, o lo que decidas hacer con tu odio, yo siempre estaré de acuerdo contigo. Y esa es la razón, amor mío, por la que estamos derrotados de antemano.
lunes, 2 de noviembre de 2009
domingo, 1 de noviembre de 2009
Historias del metro I.
La tira de la semana (y del mes pasado).
La sección (agri)cultural.
He encontrado el lugar justo...
He encontrado el lugar justo donde se ponen las manos,
a la vez mayor y menor que ellas mismas.
He encontrado el lugar
donde las manos son todo lo que son
y también algo más.
Pero allí no he encontrado
algo que estaba seguro de encontrar:
otras manos esperando las mías.
Roberto Juarroz.
En las paredes de Políticas. Expresiones femeninas.
Donde el Dr. Bauer quisiera estar...
El Antihumano.
domingo, 11 de octubre de 2009
Acerca de Faulkner.
"No soy un gran admirador de Faulkner. Nunca ha tenido ni la más pequeña influencia sobre mí. Me gustan tres o cuatro cuentos cortos de "That evening sun" y su novela "Luz en agosto". Pero la mayor parte de su obra es altamente confusa (...) A él lo conocí muy bien. Era un gran amigo mío. Bueno, tan amigo como se podía serlo de él si no eras una ninfa de catorce años".
sábado, 10 de octubre de 2009
Creatividad cerrada por derribo.
La sección (agri)cultural
"A la sombra del primer manzano"
Abel pensaba cómo librarse de su hermano; pero Caín fue más rápido.
Gaetano Vergara.
"Si crees que no me debes nada..."
Si crees que no me debes nada, nada me debes, porque respeto todas las creencias y porque todas las creencias son iguales. Todas son creencias.
(Quien tenga alguna queja porque 3 de 4 poemas incluidos hasta ahora para cultivo y solaz de nuestros pacientes han sido de argentinos... pues haga un tango)
domingo, 27 de septiembre de 2009
Lo que le dije al conde.
La sección cultural, para que no piensen que esto es sólo de pedos y tetas.
"Más que palabras"
Bimbo*
Primero fue el verbo ("disparar"), luego el sujeto ("yo"), después el complemento circunstancial ("con la pistola"), y más tarde el adverbio de lugar ("en la cabeza"). Por fin, como si fuera un puzzle, reconstruyó la frase. ¿Los motivos? Gramaticales.
*Sí, así se seudonimia el autor, no es mi culpa. En su defensa, diré que es alemán y que probablemente nunca en su vida ha oído nombrar a Lorenzo Servitje.
sábado, 26 de septiembre de 2009
Historia de Alondra.
Hace mucho tiempo, en esta misma galaxia, tenía yo un amigo con el que de vez en cuando nos dábamos el placer de escribir a cuatro manos. En una ocasión escribimos algo bastante parecido a un cuento, pero que muy poca gente llegó a ver, ya que en aquel relato echábamos mierda hacia una parte considerable de nuestras amistades de aquel entonces. Pues nada, que uno de los protagonistas de la historia se llamaba Alondra. Aquí, su historia.
Te amé sin jamás poder tener nada contigo, qué ridículo. Y me pasé contigo, contigo --sin darme cuenta, por supuesto, ya que estaba muy ocupado preparando los tonics y abofeteando a las mujeres de mi vida-- los momentos más fabulosos que pueda recordar.
Como aquellas vacaciones en que acababa de asumir el presidente más fascista que hemos tenido. ¿Te acuerdas? Estábamos todos tan frikeados con los retenes que hasta tú estuviste de acuerdo en que lo más sensato era llevar el coche limpio. Pero ya en la selva nos molías 24 horas diarias por no conseguirte lo que necesitabas.
Lo mejor fue cuando decidimos darle cinco minutos a occidente en un café internet, adonde fuimos a enterarnos que te habían aprobado la beca y caíste en la cuenta de que debías partir en septiembre. El resto de la semana fue un chistesote. Te nos ibas a terminar tu highschool en California y tenías que pasar todos aquellos antidoping... Puta, que desmadre. Tres meses dándote cinco litros de agua al día y presionándote a coger como loca para sudar todo todo aquello; y ni así se me hizo.
Pero te nos --te me-- fuiste y aquel ecosistema que giraba en torno a tus caderas se desvaneció para siempre. Pese a que todos suponíamos querernos tanto, no nos vimos durante todo un año, hasta que llegaste al springbreak. Como nací en Bolivia, nunca pude obtener una visa y tuve que conformarme con verte cada año, o algo así, entre aquellos yuppies y hippiechics que conformaban tu entorno. Rara avis siempre fui. Las periodizaciones dilusivas nos fueron separando año a año a año a año.
Ahora tu nombre se me ha borrado y de cómo nos conocimos sólo recuerdo cierta sonrisa irreproducible (chíngate, Walter) que me hizo conocer una lubricidad que se parecía increíblemente al deseo; y un llanto sincopado en medio de una cancha de fútbol con más pretensiones que metros cuadrados. Alguien te dijo puta sólo por llevar las bragas más alucinantes de la secundaria (y mostrarlas en corro), y tus hermanos secundaron la broma antes que defenderte. Los hubiera matado a todos, pero justamente a mí fue a quien decidiste negarle el derecho a verte los muslos, así que el rencor se impuso al sentido del deber. Años pasarían sin vernos, hasta que la noticia de que un amigo común era seropositivo --pinche joto tan entrañable-- terminó por imponernos la amistad. Nuestro amigo se murió, pero mi deseo de ti fermentó, se agrió, y acabé por tener que tirarlo. Y aquí estamos…
Interacción.
lunes, 21 de septiembre de 2009
Aviso.
Segunda carta abierta a una mujer que no me cree cuando digo que la amo.
Si este mismo talento que mostramos para mandarnos al carajo, para tasajearnos el cuerpo y derrochar herencias en vermouth, lo usáramos en exprimirnos los poros y, quizá, terminar la carrera, ¿qué pasaría entonces? ¿Qué pasaría, mi pequeña perversión ojos-de-pronto?
Si esta energía que empleo en golpearte la pusiera al servicio de tus pezones, y la pluma con la que me caricaturizas describiera la humedad que se desliza por tus muslos cuando te miro sin abalanzarme torpemente; ¿seríamos, entonces, felices?
No, no seríamos felices. Pero viviríamos la más formidable, la más envidiable de las desdichas, porque entonces tus uñas serían uno con mi espalda y mi impertinencia se fundiría entre tu cuello y tu tímpano.
Y quizá pasaría que un día habríamos visto juntos tantos atardeceres que pudieran parecernos demasiados. Y latiría cada día entre nosotros la tentación de pensarnos individualmente. Y la tentación sería sísifaicamente derrotada cada noche.
Para A..., por todo.
Del Laboratorio Lingüístico de la Dra. Alma Marcela Silva de Alegria*.
Para todos aquellos que se sienten incómodos con el uso de galicismos y buscan erradicar tendencias extranjerizantes de nuestra cotidianeidad cultural, comunicamos con satisfacción que hemos descubierto una manera no sólo sencillísima, sino además perfectamente castiza, de denominar ese elemento arquitectónico que los amanerados llaman mezzanine: entrepiso. De nada.
*Gracias a J... por el dato.
Besémonos ahora, mientras discuten la reforma fiscal. Que cuando el amor pague impuestos tendremos que dejar de hacernos los enamorados y al pobre Febrero le quitarán otro día.
Anda, amémonos por los pasillos de esta universidad, seamos los últimos que hagan el amor en ella antes de la privatización. Pasemos a la historia como los amantes insaciables que, en Las Islas o dentro de una bodeguita de servicio, no se enteraron de la segunda venida de la Modernización.
Si, a la fuerza, nos sacan indignados de la biblioteca mientras fornicamos entre los estantes, aprovechemos que el transporte es barato aún y podemos viajar de tu cama a la mía.
Tarde o temprano, acabarán desalojándonos de este país que tenemos en alquiler. Dicen por ahí que quedan todavía algunos barriles de petróleo. Prendámosles fuego y huyamos tras la agónica cortina de humo patrio.
Matémonos románticamente en ese melancólico agujero entre el 13 y el 15 de febrero.
Para S..., quien me enseñó la diferencia entre tener una vagina y ser Mujer.
domingo, 6 de septiembre de 2009
31 de marzo
Ha terminado el mes
y el hijo sin venir
y mi hermano sin volver.
Ha terminado el mes y no te amé las piernas
y no escribí ese poema del otoño en Ontario
y pienso pienso pienso
se fue otro mes
y no hicimos la revolución todavía.
Juan Gelman.
sábado, 5 de septiembre de 2009
Carta abierta a una mujer que no me cree cuando digo que la amo.
Maltrato a la propaganda.
Un consultorio multipremiado.
Respétame el duelo.
sábado, 29 de agosto de 2009
Instrucciones para olvidar. (perdón, J.C.)
Luego me quedé solo y como estaba borracho, lógicamente, empecé a pensar en argentino. A reserva de realizar en otro momento una digresión más lograda a partir de su frase, les ofrezco esto.
-Si salís del subte en Pueyrredón, largá siempre por Alvear y caminá derechito a la facultad. No tomés nunca Santa Fe, pues podrías acabar en mi casa.
-Quemá los brassieres que te regalé.
-No dejés nunca que una vaga insinuación de rozar mis labios te aparte de tus clases de francés, de tu cita en la gelatería, de una final Boca-River.
-Recordá que las milongas no siempre hablan de nuestro cuartito azul.
-Dejá de escribir en porteño por pura nostalgia del Río...
Instrucciones para domar una yegua.
-Si se ha dejado abierta la puerta de su pieza será mucho más fácil.
-Cargar un cartucho de tranquilizante en cada cañon de una escopeta de aire de doble cañon (son las que tienen dos cañones), de las que se consiguen afuera del metro Etiopía.
-Asegúrese de encontrarla sola, sería desagradable verse en la necesidad de quemar cartuchos con algún macho de su manada.
-Acercarse sigilosamente, a ser posible, de noche y apuntar justo ahí donde la espalda pierde su honorable nombre. ¿Tiene su ejemplar ese punto a cubierto? Apunte a los muslos, son demasiado grandes para poder ocultarse.
-No sea usted impaciente, espero por lo menos tres minutos tras haber realizado el primer disparo certero para acercarse a su ejemplar. Deslice su mano desde la rodilla hasta el pubis -de vello gloriosamente recortado-, girando su palma de la parte exterior a la parte interior del muslo.
-¿Puede acariciar los alrededores del pubis sin recibir reacciones violentas? ¿Sí? Monte su ejemplar en la posición tradicional, usando los regios pies de aretes. ¿No? Puede arriesgarse a abordar su ejemplar en condiciones de vigilia, pero debe ser consciente de los posibles daños que le ocasionarán los ataques "en defensa propia", o bien aplicar un segundo cartucho de tranquilizante.
-Recuerde que sólo es violación si dice que no más de tres veces: asegúrese de cerrarle la boca a la segunda.
DicotomÍa incruenta
Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.
Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.
Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.
Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.
Oliverio Girondo.
El Dr. Bauer en la ciudad.
lunes, 24 de agosto de 2009
Convicciones
El papel higiénico es un artículo de primera necesidad.
Mi madre no es virgen.
88 grados, es fiebre.
sábado, 22 de agosto de 2009
Caceria unaria
— Querido Logos, dejemos por un momento de trazar figuras en la arena y tengamos una distracción.
— ¿Qué clase de distracción, Sogol?
— Yo le propongo que salgamos de cacería.
— ¡De cacería! Vaya disparate, Sogol. si hace rato que la temporada de patos ha cerrado.
— ¿Patos? Oh, no, Logos. El pato es un ser más bien anodino.
— Y entonces, ¿qué propone usted que cacemos? ¿argelinos, quizá?
— ¡No, por Dios! Seres aún más anodinos. No, mi querido Logos. Yo le propongo que salgamos a cazar objetos unarios.
Aplicados a su tarea, Logos y Sogol casi exterminan a la raza humana, con la excepción de los argelinos y los mineros del carbón.*
*Para una mayor comprensión de este debraye mío, los remito al excelente librito Locura y democracia que, aunque lo escribió un francés, es un texto bastante disfrutable. Nociones básicas de psico-anal-isis requeridas.
Agenda
Reflexiones CMLXXX (alguien dígame si sí existe ese número)
Por variar un poco, empecemos con ellas.
se nos murió un poeta.
Así nomás,
sin mediar causa-efecto,
como si tu perfume no alterara el curso de nuestros días
como si los poetas pudieran morirse.
Así nomás.
Vuelvo a pensar en ti,
mientras leo el periódico.
Y aunque hoy el horóscopo sea tan vago,
alinearé
los astros y las palabras
para que eclipsen la muerte
y escriban tu cuello.